Pensando en la anterior entrada de este blog, en la que os hablaba de la relación entre Zeig y Erickson, me he acordado de mi propia relación con el Dr. Fernando Jiménez del Oso.
A mí la vida me deparó el honor y el placer de conocer personalmente y colaborar profesionalmente durante más de diez años con el Dr. Del Oso, mi amigo Fernando. Colaboré con el más de diez años en mi labor de psicoterapeuta y conjuntamente en su equipo de investigaciones psíquicas.
El Dr. Del Oso era un ser humano especial. Para mí de una dimensión humana y profesional extraordinaria, irrepetible. Era el Dr. Fernando Jiménez del Oso un médico-psiquiatra y tal vez uno de los mejores y más auténticos científicos de verdad que ha tenido España en este último siglo pasado en estos menesteres de lo psíquico.
“Los fenómenos psíquicos han estado ahí siempre y es inútil negarlos, necesitamos gente seria y con mentalidad verdaderamente abierta y científica para explorarlos y tratar de dar una explicación plausible”.
Algo así me dijo el en una de tantas conversaciones que mantuvimos muchas veces en su propia casa o durante cualquiera de los muchos programas de radio y televisión que compartimos conjuntamente. El Dr. Del Oso revolucionó el mundo de la televisión y los programas dedicados a estudiar investigar y tratar de dar una explicación más o menos convincente a estos apasionantes fenómenos hoy llamados (creo que erróneamente) paranormales.
Allá por el año 1978 se realizó una encuesta pública para ver quién era el personaje español más conocido o famoso en España. La encuesta demostró que era el Dr. Fernando Jiménez del Oso el personaje español más conocido de todos. El segundo personaje más conocido según la encuesta era Adolfo Suárez presidente del gobierno. Mientras que la gran mayoría de sus colegas médicos y psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas en general se refugiaban cobardemente (y lo siguen haciendo especialmente los psicólogos clínicos o académicos) en su cómoda y conocida senda (paradigma materialista) de lo aceptado por la comunidad científica, el Dr. Del Oso se salió de esta sumisión al paradigma imperante supuestamente científico y, con el valor del que no tiene miedo de revelarse a los prejuicios limitantes de lo académico, incursionó por universos paralelos a la realidad aceptada por los convencionalismos mojigatos.
Fue un ejemplo y jamás dogmatizó acerca de cualquier fenómeno de los investigados por él. Le guiaba su inquietud, la búsqueda de lo misterioso quizá intentando dar una explicación a lo aparentemente irracional. Todo fenómeno tiene su razón de ser, su causa, su origen o explicación incluso racionalmente hablando. El que los científicos no acepten o no crean, o más bien no sepan qué explicación dar ante eso que se muestra como un enigma, no quiere decir que no haya incluso una explicación simple o pertenezca a leyes físicas incluso que ahora no conocemos. Decir que eso no es serio o que científicamente no está demostrado y por lo tanto es mejor no darle importancia, es solamente signo de estupidez de perillanes enclaustrados en viejos conceptos conocidos, obsoletos y acomodaticios.
Él se atrevió a ir más allá de los paradigmas limitantes y limitadores de la falsamente llamada ciencia y se aventuró, cruzando la frontera de los prejuicios, en legarnos un universo de inquietudes que promovieran una investigación o exploración de todos esos fenómenos psíquicos. La dirección en la que creo que él estaba dispuesto a profundizar era eso, en su propio psiquismo. ¿Dónde si no?
La última vez que conversé con él me dijo:
“En cuanto termine el próximo balance fin de año, (como director de la revista Enigmas) continuaremos investigando con la hipnosis regresiva a vidas pasadas”.
Una señora inmortal, sombría e insobornable tenía ya concertada una cita con él, simplemente que él no lo sabía, ¿o tal vez sí y por eso me urgía a realizar aquellas regresiones?
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