Y yo no supe cuál era su problema… él/ella no sabía cuál era su problema…
Yo no supe qué clase de psicoterapia practiqué con ella… Todo lo que hice fue brindarle una especie de clima o de jardín en que sus propios pensamientos pudieran crecer y madurar sin que ella misma lo supiera. La mente inconsciente siempre sabe más que la mente consciente, tiene más recursos… Conviene no olvidar que dentro de mí existe uno que me conoce más que yo mismo. En realidad, el terapeuta no tiene demasiada importancia. Su habilidad consiste en conseguir que sus pacientes piensen por sí mismos.
Los libros sobre psicoterapia hacen hincapié en las reglas protocolarias. Y en psicoterapia uno presta atención a lo que dice el paciente a sabiendas de que no comprende los significados personales de su vocabulario. Así que escuchamos al paciente sabiendo que no conocemos el significado personal que él le da a sus palabras, y que él no conoce los significados que nosotros les damos a las nuestras. Procuramos comprender las palabras del paciente tal como él las comprende.
Supongamos que alguien nos dice que tiene fobia a volar en avión. Yo no tengo por qué creer todo lo que alguien me cuenta… no debo creerlo hasta que comprendo sus palabras… Cuando esa persona me refirió su fobia y me dijo que podía caminar dentro del aparato y que no sentía molestias hasta que despegaba, pero que, tan pronto lo hacía, venía la fobia, pude comprender que lo que ella tenía no era fobia a los aviones. Tenía una fobia a los espacios cerrados en que otra persona era responsable de su vida: una persona extraña, el piloto.
Lo importante es ver, oír y comprender, conseguir que el paciente haga algo… Observemos entonces qué suelen hacer los terapeutas en general (en Youtube hay muchos ejemplos). Hacen preguntas a “su paciente” y éste le va contando sus desvaríos y demás zarandajas… y, curiosamente, el “supuesto profesional” antes de que éste le termine de explicar lo que le pasa, ya está dándole explicación de lo que debe hacer y de qué manera… Incluso discute o niega rechazando lo que el “paciente” (que siempre sabe más que el terapeuta) acaba de decirle.
Observemos a esas personas que se definen como “los profesionales”, que tienen unas teorías o ideas acerca de lo que es la mente, de lo que es o le pasa al individuo allí tumbado en la camilla y, además (esto es curioso de entender), no sólo no termina de escuchar todo lo que el paciente necesita decirle, sino que lleva en su mente mecánica aprendido de antemano (pura teoría), como disco programado, las respuestas teóricas y dogmáticas según la escuela o teoría a la que pertenece. Entonces, sin el debido respeto y tiempo que pacientemente debe concederle, le amonesta y contradice y ya está rápidamente diciéndole qué debe hacer y cómo hacerlo…
Pero, ¿este profesional sabe realmente desde qué ideas y puntos de vista, o sistemas educacionales, sociales, religiosos o mundo de creencias en general le está comentando o está interpretando el paciente su historia personal?
Cada paciente siente y dice lo que piensa y hace lo que piensa también. Esto puede ser una clave a interpretar para darle herramientas que deben re-conducirle psicológicamente hacia su propia comprensión. Pero lo importante es esto: el profesional debe ocuparse de su paciente pero no debe inculcarle sus propias ideas. Si nos metemos en las redes vemos disparates a mansalva, si uno es seguidor de la saga de los lagartos extraterrestres le meterá esas ideas a sus “pacientes”, si uno es “experto en física cuántica” le inculcara a su paciente ideas portentosas de curación mentales y supra-divinales; si es de otras peregrinas teorías, le curarán simplemente con ver sus vídeos por TV o retroceder en la memoria de sus ancestros. La mayoría de los psicólogos oficiales, aparte de mantenerle un montón de sesiones cobrándole sus buenos honorarios, apenas, si es caso, le rebajará un poco la ansiedad o mejorara su auto-estima.
Lo importante es esto: ocúpate de tu paciente pero no le inculques tus propias ideas. Aprende a escucharle y no saques conclusiones a priori. Para ver qué psicoterapia vamos a aplicar, tenemos que ver y comprender qué paciente tenemos delante.
Erickson nos decía:
“Cómo ven, para mí lo importante al trabajar con un paciente es hacer aquello que va ayudarlo. Debo instar al paciente a que haga lo que debe hacer. Es el paciente el que hace la terapia. El terapeuta sólo suministra el clima, la atmosfera. Eso es todo. El paciente tiene que hacer toda la tarea”.
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