Relación terapeuta – paciente

La relación terapeuta – paciente se trataría, en definitiva, de un tú a tú, un intercambio entre dos personas que se interrelacionan e influyen mutuamente. Aquí no es un algo a favor del terapeuta «sano» que atiende a alguien “enfermo” mediante una determinada técnica.
Ese “de tú a tú” requiere por parte del terapeuta alcanzar una madurez experiencial suficiente para afrontar la hipnoterapia (o psicoterapia). Si el terapeuta está condicionado por sus paradigmas académicos, “el protocolo” que le han inculcado y que él ha aceptado, estará limitado (auto-limitado) por dichas creencias.

Al fin y al cabo, la psicología, sus teorías y experimentos varios son (o se basan en) simples creencias. Por eso hay más de seis escuelas teóricas y más de 300 formas de hacer psicoterapia. Es más prioritaria la comprensión individual que la confirmación teórica. La técnica es importante, sin ella no sabemos qué hacer. Pero el factor humano, rapport y empatía es la base del proceso.
Y como 'conditio sine qua non', tiene que estar presente «el propio análisis individual del psicoterapeuta», huyendo nuevamente de una aplicación metodológica aprendida.
Un terapeuta, sea clínico o no, pero que quiera ejercer esa labor y que no haya realizado su propio psicoanálisis y que no haya pasado por lo experiencial, no estará nunca realmente capacitado para llevar a otros por los laberintos de su propios miedos, fobias o complejos limitantes. Si el terapeuta no ha realizado su propio viaje interior de autoconocimiento, no sabrá qué hacer cuando surjan problemas o laberintos sin aparente salida en el acompañamiento del paciente.
En definitiva, el analista debe dejar que su análisis le ayude personalmente, descartando metodologías simplemente teóricas e incrementando su propia autenticidad. Y ésta solo se integra en uno cuando ha pasado por sus propios “infiernos psicológicos” y los ha superado o, al menos, no le desestabilizan en su labor pedagógica-terapéutica.
A dicha autenticidad debe unírsele el hecho de que en muchos casos podrán alcanzar la “sanación” solo si existe una entrega o renuncia absoluta a uno mismo: «entregarse con todo su Ser bio-psico-socio-espiritual». El psicoterapeuta deberá decidir si implicarse o encerrarse en su propia autoridad. Si mantiene la distancia desde la típica soberbia del que se cree que por tener un diploma de papel enmarcado en la pared ya es una autoridad, entonces se estará equivocando y nunca podrá cumplir con su verdadera obligación: ayudar y acompañar a que su paciente descubra y active sus propios recursos para sanarse y crecer él mismo y desde dentro de sí mismo.
Dada su implicación ineludible, no solamente debe atender la transferencia del paciente, sino también su correspondiente contratransferencia, es decir, cómo reacciona él mismo al proceso conjunto con el analizado, y todo ello desde dos vertientes: a nivel consciente y a nivel inconsciente. Y esto es ineludible, se da... pero en la mayoría de los casos ni se observa ni se utiliza de la manera mas conveniente para el objetivo final.

2 comentarios:

  1. Gracias por otorgarnos la oportunidad de aprender de ud. para mi uno de los mas grandes de la hipnosis en nuestro tiempo. Su seriedad, experiencia y claridad en lo que nos comparte, valiosas herramientas para nuestro propio trabajo. Cuanta verdad encuentro en sus palabras que me llevan a reflexionar en mi propio desarrollo en este maravilloso campo.

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  2. Gracias, Patricia. El aprendizaje es mutuo. De verdad que yo también me llevo mucho de vosotras y vosotros.
    Un saludo.

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