Aprendiendo a pescar (y III)

La hipnosis clínica ha tenido muchos detractores ya que dicen que a través de su práctica, el clínico llega a tener excesivo poder sobre su paciente. Esto se entiende si sabemos que el trance hipnótico amplifica y, por lo tanto, aumenta el factor transferencial típico de la relación terapeuta-cliente. El riesgo de este fenómeno es que se pasa de una influencia benéfica a una de verdadero dominio. La intención del clínico puede ser buena. Lógicamente, así debería ser siempre. Aquí lo que se pone en tela de juicio son los resultados prácticos.

Dependencia del profesional. Que te dice qué debes pensar, sentir y actuar. Llegas a una conclusión porque te ha dicho que tu problema o síntoma se debe a un "complejo edípico". O por otra cosa... Ese profesional lo hace desde el supuesto teórico de la escuela o teoría a la cual pertenece. Y esos supuestos teóricos, o causas del problema, pueden corresponder o no, a la realidad.
Quiere eso decir que si tienes un problema originado en un hogar disfuncional, las explicaciones y formas teóricas de abordarlo varían según la escuela a que pertenezca el clínico de turno. Un psicoanalista freudiano te dará una explicación de la génesis de tal problema, un Junguiano te dará otra y un cognitivo otra muy diferente... si lo hace desde una visión de hipnosis clásica lo intentará solucionar con las sugestiones como base, si es una visión "neurobioemoción" te dará peregrinas e indemostrables teorías psicoterapéuticas y, si es la bruja Lola, te pondrá varias velas de diferentes colores... Otros lo buscarán en los Archivos Akhásicos y aquel otro, poniendo otra vela o peregrinando a Lourdes...

No no es broma, muchos curanderos, sanadores y terapeutas alternativos utilizan, sin ser conscientes muchas veces de ello, el proceso hipnótico. Estos "terapeutas o guías espirituales" sitúan a su clientela en una actitud de falta de responsabilidad ante el manejo de su propia vida. Es el terapeuta el que dice qué te pasa, por qué te pasa y para qué te pasa. ¡¡Toma ya!!

Y, además, te añade: "Tú lo elegiste antes de reencarnar para aprender: todo, familia, pueblo..." 

Y demás zarandajas..."Y lo que tienes que hacer es perdonar a...".
Sí, aceptemos de una vez, al menos teóricamente, que el curandero, el astrólogo, el vidente, el hipnotizador, el médico, el psicólogo y su tía Juana... todos, se hallan en posesión del poder de curar, pero de ese modo privan a la persona que acude a consultarles de la posibilidad de cambiar aspectos de su vida que se hallan en el origen de sus trastornos.

El verdadero terapeuta da herramientas, muestra el mapa, pero no recorre el camino “en lugar de su paciente”. El camino lo tiene que transitar uno mismo/a, con su propio bagaje. Algunos médicos practican todavía la hipnosis con el nombre velado de sofrología.

¡No me des el pescado, si quieres realmente ayudarme, dime donde queda el río y enséñame a pescar, caramba! Llevo 37 años en estos menesteres de la psicología y derivados y sé que no hay otro camino. Y cuando se sabe algo, no se discute.
Feliz Navidad al que se lo merezca.

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo Horacio!!. Tus explicaciones transforman lo complejo en sencillo, lo absurdo en claridad. Feliz Navidad

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