Muchos piensan que a través de la hipnosis se puede viajar al pasado y recuperar nítidamente recuerdos ocultos, reprimidos, pudiéndose revivir situaciones de supuestas vidas pasadas.
Es un asunto muy controvertido éste de lsa vidas pasadas, puesto que el funcionamiento neurobiológico de la memoria humana de largo plazo hace científicamente imposible tal cosa.
La autodenominada Psicología 'científica' dice haber demostrado que la regresión hipnótica no es real, que no existe como tal.
En este caso específico de la regresión, dice que no se está viajando literalmente al pasado sino recreando o imaginando que está allí, porque así le ha sido sugerido por el hipnotizador y porque proyecta su deseo de hacerlo. Desde este enfoque cognitivo-conductual, los que afirman tal cosa tienen razón a medias.
Si en la mente inconsciente no hay pasado ni futuro, si todo es presente, ahora, está claro que no hay 'viaje alguno'. Podemos preguntarnos también: cuando yo recuerdo mi niñez, ¿estoy regresando al pasado o estoy en el presente?; cuando conecto con algún recuerdo que sé que ocurrió en 'mi pasado' y siento tristeza, alegría o una variedad de emociones diversas, ¿estoy regresando al pasado o sigo en el presente?
Supongo que el psicólogo cognitivo-conductual lo tiene claro y se facilita a sí mismo la respuesta, más bien de caracter metafisico, ya que el concepto de inconsciente es para esta corriente de la psicología una simple metáfora, un constructo mental y ahí se acaba la reflexión. En este sentido, plantean: Las neuronas de la memoria no pueden contener nada grabado o almacenado que pertenece a tiempo y época en que no se habían formado y por supuesto el individuo aún no había sido creado.
Si reflexionamos, esta observación es impropia de un verdadero científico por algo evidente: la psicología oficial no estudia ni explora experimentalmente la hipnosis regresiva a vidas pasadas., por lo tanto no la conoce, es decir, no puede hablar con conocimiento de causa. Así de fácil de entender resulta argumentar que estos clínicos no saben, no conocen experimental y experiencialmente el fenómeno de la regresión.
Evidentemente el hipnotizado no siempre cree que por el hecho de haberlo imaginado bajo hipnosis, lo imaginado o proyectado se convierte en una realidad creíble, lo que aparte de falso, condiciona su conducta posterior. Ya hemos dejado bien claro que el terapeuta sabe que todo puede ser fabulación, metáforas terapéuticas o simples fantasías mentales sin más importancia.
Es lo que se hace con todo ese material, lo verdaderamente importante para el buen uso de la terapia.
Lo curioso de este discutido tema de la regresión es que naturalmente que los recuerdos de vidas pasadas no pueden estar contenidos en las neuronas de la memoria de largo plazo en nuestro cerebro. Si son experiencias ocurridas hace siglos, o en todo caso hace mucho tiempo y en una supuesta vida anterior y en otro cuerpo físico diferente al actual, pues este nuevo no puede contener grabado nada que no pertenezca a una experiencia actual y propia.
Conviene recordar una de las hipótesis que existen en este debate sobre vidas anteriores y reencarnación: Ashramp Sri Aurobindo (Renacimiento y Karma) plantea que la solución del enigma puede residir en otro tipo de memoria que realmente trascienda el tiempo y el espacio actual. Y esto no tendría nada que ver con las neuronas físicas formadas en el presente.
Las experiencias de las personas que dan testimonio de vidas anteriores, experiencias intrauterinas, etc., demuestran que forzosamente deben pertenecer a estados o niveles de la conciencia que corresponden a un psiquismo o dimensión psicológica-espiritual que se relaciona también con los estados de trance profundo. Es decir, estados emparentados con los el éxtasis, la conciencia objetiva lúcida, el Samadi o el estado búdico. Y por supuesto se relacionan con los estados “Emergencias o crisis espirituales”, fenómenos psicológicos explorados por algunos de los más notables investigadores de la psicología, la antropología, y ciencias afines (referente avanzado y reconocido en este campo es el Dr. Etzel Cardeña). Es cierto y deben admitirlo: la ciencia nada sabe acerca de los estados superiores de conciencia.
Miles de años de tradición esotérica, mística y religiosa demuestran que somos algo más que un cuerpo y un cerebro material. Lo transpersonal es inherente a la conciencia humana. Los estados de desdoblamiento astral o experiencias extracorpóreas, los recuerdos perinatales o intrauterinos, los sueños premonitorios, las experiencias de retrocognición o telepatía, o precogniciones, y un largo etcétera de estados anómalos no encajan ni son explicados por la psicología oficial.
Nada saben sobre la verdadera naturaleza de los mismos (ver Stanlislav Grof, Kent Wilber, Stevenson, Etzel Cardeña, Tart…). Debería mantenerse en su campo y no agredir con acusaciones y denuncias falsas y carentes de fundamento a los que queremos con toda legitimidad explorar en esa mágica y fascinante dimensión transpersonal de nuestro propio psiquismo.
Si en la mente inconsciente no hay pasado ni futuro, si todo es presente, ahora, está claro que no hay 'viaje alguno'. Podemos preguntarnos también: cuando yo recuerdo mi niñez, ¿estoy regresando al pasado o estoy en el presente?; cuando conecto con algún recuerdo que sé que ocurrió en 'mi pasado' y siento tristeza, alegría o una variedad de emociones diversas, ¿estoy regresando al pasado o sigo en el presente?
Supongo que el psicólogo cognitivo-conductual lo tiene claro y se facilita a sí mismo la respuesta, más bien de caracter metafisico, ya que el concepto de inconsciente es para esta corriente de la psicología una simple metáfora, un constructo mental y ahí se acaba la reflexión. En este sentido, plantean: Las neuronas de la memoria no pueden contener nada grabado o almacenado que pertenece a tiempo y época en que no se habían formado y por supuesto el individuo aún no había sido creado.
Si reflexionamos, esta observación es impropia de un verdadero científico por algo evidente: la psicología oficial no estudia ni explora experimentalmente la hipnosis regresiva a vidas pasadas., por lo tanto no la conoce, es decir, no puede hablar con conocimiento de causa. Así de fácil de entender resulta argumentar que estos clínicos no saben, no conocen experimental y experiencialmente el fenómeno de la regresión.
Evidentemente el hipnotizado no siempre cree que por el hecho de haberlo imaginado bajo hipnosis, lo imaginado o proyectado se convierte en una realidad creíble, lo que aparte de falso, condiciona su conducta posterior. Ya hemos dejado bien claro que el terapeuta sabe que todo puede ser fabulación, metáforas terapéuticas o simples fantasías mentales sin más importancia.
Es lo que se hace con todo ese material, lo verdaderamente importante para el buen uso de la terapia.
Lo curioso de este discutido tema de la regresión es que naturalmente que los recuerdos de vidas pasadas no pueden estar contenidos en las neuronas de la memoria de largo plazo en nuestro cerebro. Si son experiencias ocurridas hace siglos, o en todo caso hace mucho tiempo y en una supuesta vida anterior y en otro cuerpo físico diferente al actual, pues este nuevo no puede contener grabado nada que no pertenezca a una experiencia actual y propia.
Conviene recordar una de las hipótesis que existen en este debate sobre vidas anteriores y reencarnación: Ashramp Sri Aurobindo (Renacimiento y Karma) plantea que la solución del enigma puede residir en otro tipo de memoria que realmente trascienda el tiempo y el espacio actual. Y esto no tendría nada que ver con las neuronas físicas formadas en el presente.
Las experiencias de las personas que dan testimonio de vidas anteriores, experiencias intrauterinas, etc., demuestran que forzosamente deben pertenecer a estados o niveles de la conciencia que corresponden a un psiquismo o dimensión psicológica-espiritual que se relaciona también con los estados de trance profundo. Es decir, estados emparentados con los el éxtasis, la conciencia objetiva lúcida, el Samadi o el estado búdico. Y por supuesto se relacionan con los estados “Emergencias o crisis espirituales”, fenómenos psicológicos explorados por algunos de los más notables investigadores de la psicología, la antropología, y ciencias afines (referente avanzado y reconocido en este campo es el Dr. Etzel Cardeña). Es cierto y deben admitirlo: la ciencia nada sabe acerca de los estados superiores de conciencia.
Miles de años de tradición esotérica, mística y religiosa demuestran que somos algo más que un cuerpo y un cerebro material. Lo transpersonal es inherente a la conciencia humana. Los estados de desdoblamiento astral o experiencias extracorpóreas, los recuerdos perinatales o intrauterinos, los sueños premonitorios, las experiencias de retrocognición o telepatía, o precogniciones, y un largo etcétera de estados anómalos no encajan ni son explicados por la psicología oficial.
Nada saben sobre la verdadera naturaleza de los mismos (ver Stanlislav Grof, Kent Wilber, Stevenson, Etzel Cardeña, Tart…). Debería mantenerse en su campo y no agredir con acusaciones y denuncias falsas y carentes de fundamento a los que queremos con toda legitimidad explorar en esa mágica y fascinante dimensión transpersonal de nuestro propio psiquismo.
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