Explora ahora este asunto tan importante.
Conviene comprobar por experiencia propia cómo formulamos objetivos y cómo, a pesar de tal propósito y con el transcurrir del tiempo, estas metas no se alcanzan…
¿Qué está ocurriendo en realidad?
¿Es posible formular algún objetivo acerca de algo que realmente queremos lograr y alcanzarlo? Si decimos por ejemplo:
-Voy a adelgazar o a dejar el tabaco.
¿Cómo es que en la mayoría de los casos esta meta inicial no es alcanzada?
¿Dónde estamos fallando o dónde nos equivocamos al formular esa meta? Observa cómo muchas veces cuando yo te hablo tú no me escuchas.
Tu mente se distrae con muchos pensamientos, imágenes y emociones de diversa índole, que van y vienen. Es decir, una parte de tu mente me escucha atenta, mientras otra parte inatenta está más interesada en otras cosas que no tienen nada que ver con lo que exploramos ahora aquí.
Mantienes un diálogo interno: tu mente charla o conversa consigo misma, se dice cosas y se contesta. A veces discutes contigo mismo… Partes que piensan, partes que se emocionan, partes que ríen y otras que lloran. Partes de ti que tienen miedo, junto a otras que se sienten seguras y capaces. Recuerdos, imágenes y emociones del pasado irrumpiendo en el presente. Una parte de ti piensa una cosa, otra desea y realiza algo distinto. Una parte de tu mente dice que vas a realizar una dieta para adelgazar o que vas a dejar de fumar, ir al gimnasio o pasear todos los días varios kilómetros. En fin, cualquier cosa de esas que muchas veces nos proponemos y nunca o casi nunca realizamos al final.
¿Porqué no realizamos o alcanzamos algo que nos proponemos, en teoría, conscientemente y voluntariamente?
¿Quién decide dentro de nosotros mismos una cosa y quien ofrece resistencias inconscientes y no nos permite realizarlo?
¿Qué ocurre en nuestro interior?
¿Tenemos una individualidad psicológicamente hablando o somos muchas personas en nuestro interior?
Ahora sería importante que observes cómo interactúan constantemente tu mente consciente y tu mente inconsciente.
Y debes observar también cuándo entras en conflicto interno y así descubrir procesos inconscientes que pueden ser de utilidad.
“La mente inconsciente es un repertorio de todas las experiencias que uno ha tenido en la vida; la consciente es el estado de percatamiento inmediato (…) La mente inconsciente se compone de lo que aprendimos a lo largo de nuestra vida, parte de lo cual lo tenemos olvidado por completo, pero nos sirve para el funcionamiento automático; gran parte de la conducta consiste precisamente en este funcionamiento automático. El inconsciente es mucho más inteligente que la mente consciente.”
(Jeffrey Zeig, 1985)
Os dejo un ejercicio práctico: 'Las partes que te constituyen'.
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