Reflexiones sobre sugestión e hipnosis

Foto de gl/gc?int=25 (www.flickr.com).
La desviación (intencional) de la atención facilita el proceso sugestivo a través de la inducción hipnótica  y este fenómeno sugestivo explica la razón del éxito de muchas clases de terapias que quedan así hermanadas con la hipnosis, aunque no se reconozca o simplemente no se tenga en cuenta.
Observemos un ejemplo típico que ocurre con relativa frecuencia en cualquier consulta clínica o de cualquier otro profesional. Se refiere al típico paciente angustiado y dolorido físicamente por alguna lesión o contractura muscular:
“Su problema está ubicado en la tercera vértebra cervical, de ahí le viene ese mareo y vértigo que…”

Lo lógico es que la persona aquejada pregunte:
“Muy bien, ¿y qué va usted a hacer para quitarme el dolor y esos mareos?”
El profesional suele contestar:
“Creo que va a necesitar usted diez sesiones intensivas de… para aliviar esos síntomas y…”
La autoridad del profesional influye profundamente en la mente expectante del paciente y la sugestión está calando a fondo. Está ocurriendo un curioso fenómeno típico de la psique humana, muy conocido por cualquier experto en la psicología: a esta explicación, no necesariamente justificada, se le está añadiendo un poquito de verdad, algo que suena lógico y toda la suposición del pronostico profesional queda aceptada.
Luego el clínico realiza las oportunas maniobras vertebrales, el doliente escucha y siente el “crack” o la entrada de la vértebra en su lugar y queda evidente que se ha realizado una acción perfectamente comprobada.
¿Dónde queda la desviación de la atención, fenómeno inseparable de las maniobras sugestivas-hipnóticas? La atención de la mente ha quedado en esa sensación y sonido de la entrada de la vértebra en el lugar apropiado, añadiendo el alivio del doliente al saber (o creer, sugestión…) que la curación y alivio del dolor ha comenzado.
Es curioso comprobar con la práctica terapéutica que una persona con algún problema, dolor, trauma, fobia… tiene o desarrolla una actitud mental-sugestiva positiva y de confianza, con respecto a alguna técnica particular de proceso terapéutico, es decir, cree firmemente capaz de curarle, es ayudado enormemente, no tanto por la forma terapéutica en sí misma, sino por convicción interna, en otras palabras, la fe profunda de que será curado.
Si este paciente ha sido enviado o recomendado por otra persona que ha sido tratada con igual técnica y por el mismo profesional, y con evidente éxito, el resultado es mejor incluso, el éxito está asegurado.
Aquí observamos que la desviación de la atención cumple una función bajo la forma de una especie de factor placebo (efecto sugestivo), en otras palabras: produce la actitud mental favorable apropiada y tan esencial para el mejoramiento y curación del doliente que ve recompensada su expectativa inicial de ser sanado.
Todo esto nos lleva a una conclusión evidente para todo profesional de la terapia: el ingrediente más importante de la sugestionabilidad hipnótica es confiar en la ayuda de alguien que se haya en una posición de prestigio, alguien que sea conocido por su seriedad y profesionalidad,  todo lo cual influye poderosamente (poder de la sugestión) en el resultado exitoso.
¿Hay o existe algún secreto en todo esto? Sí… si el paciente está convencido y tiene confianza en las palabras alentadoras del profesional en quien confía, si realmente cree en ello, esta persona se comporta de otra manera antes, durante y después de la curación. Simplemente se comporta de otra manera porque piensa y cree de otra manera. Según piensa, así la persona es y se comporta. Según pensamos, sentimos y por consiguiente actuamos.
Aquí se está trabajando directamente en el cambio de la propia autoimagen. Desde tiempo inmemorial, cualquier sistema curativo y de sanación, por sugestión y/o por hipnosis (cualquier sistema antiguo o moderno, desde la curación por la fe, apariciones marianas, chamanismo, magnetismo, rituales tribales…) ha estado y está sustentada en este mecanismo.
Evidentemente la experiencia demuestra que existe una elevada sugestionabilidad, ésta a su vez es catalizada por la imaginación (esencialmente funcionalismos del hemisferio cerebral derecho) de tal manera podemos colegir que la respuesta hipnótica pertenece al fenómeno de la convicción. Es decir, se debe a mecanismos subjetivos presentes inherentemente, en cierta proporción, a todos los individuos.
Milton Erickson ya indicaba con toda claridad:
“Toda persona tiene dentro de sí a nivel de su mente inconsciente, potencialmente, todos los recursos que necesita para modificar la experiencia y el logro de sus objetivos”
Recordemos oportunamente también al Dr.  WilliamKroger, otro gran maestro clínico de la hipnosis:
“Aun a riesgo de una excesiva simplificación sobre el poder de la hipnosis, podemos afirmar que la convicción de hallarse enfermo conduce a la enfermedad y que la convicción de la curación lleva a la curación”
 La clave está entonces en el uso correcto y bien dirigido de la mente y sus funcionalismos, sobre todo el  nivel inconsciente donde, según la sabiduría Zen, reside la verdadera sabiduría y la intuición. ¿Qué más podemos pedir?
Así pues, nos encontramos una vez más ante un apasionante reto: explorar la mente y su nivel inconsciente con sus habilidades potenciales y conocimientos a través de un método eficiente y eficaz la hipnosis y su complemento magistral: la Programación Neurolingüística (PNL).


En el próximo Curso Profesional de Hipnosis y Patrones de Cambioen PNL se desarrollará magistralmente estos modelos de hipnosis y se experimentará la potencialidad del inconsciente como fuente de recursos y creatividad, tanto en el cambio personal como poderosa herramienta o instrumento de intervención para el profesional.

Allí nos veremos y compartiremos.

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