La desviación (intencional) de la atención
facilita el proceso sugestivo a través de la inducción hipnótica y
este fenómeno sugestivo explica la razón del éxito de muchas clases de terapias
que quedan así hermanadas con la hipnosis, aunque no se reconozca o simplemente
no se tenga en cuenta.
Observemos un ejemplo típico que ocurre con relativa
frecuencia en cualquier consulta clínica o de cualquier otro profesional. Se
refiere al típico paciente angustiado y dolorido físicamente por alguna lesión
o contractura muscular:
“Su problema está ubicado en la tercera vértebra cervical, de ahí le viene ese mareo y vértigo que…”
Lo lógico es que la persona aquejada pregunte:
“Muy bien, ¿y qué va usted a hacer para quitarme el dolor y esos mareos?”
El profesional suele contestar:
“Creo que va a necesitar usted diez sesiones intensivas de… para aliviar esos síntomas y…”
La autoridad del profesional influye profundamente en la
mente expectante del paciente y la sugestión está calando a fondo. Está
ocurriendo un curioso fenómeno típico de la psique humana, muy conocido por
cualquier experto en la psicología: a esta explicación, no necesariamente
justificada, se le está añadiendo un poquito de verdad, algo que suena lógico y
toda la suposición del pronostico profesional queda aceptada.
Luego el clínico realiza las oportunas maniobras
vertebrales, el doliente escucha y siente el “crack” o la entrada de la
vértebra en su lugar y queda evidente que se ha realizado una acción
perfectamente comprobada.
¿Dónde queda la desviación de la atención, fenómeno
inseparable de las maniobras sugestivas-hipnóticas? La atención de la mente ha
quedado en esa sensación y sonido de la entrada de la vértebra en el lugar
apropiado, añadiendo el alivio del doliente al saber (o creer, sugestión…) que
la curación y alivio del dolor ha comenzado.
Es curioso comprobar con la práctica terapéutica que una
persona con algún problema, dolor, trauma, fobia… tiene o desarrolla una
actitud mental-sugestiva positiva y de confianza, con respecto a alguna técnica
particular de proceso terapéutico, es decir, cree firmemente capaz de curarle,
es ayudado enormemente, no tanto por la forma terapéutica en sí misma, sino por
convicción interna, en otras palabras, la fe profunda de que será curado.
Si este paciente ha sido enviado o recomendado por otra
persona que ha sido tratada con igual técnica y por el mismo profesional, y con
evidente éxito, el resultado es mejor incluso, el éxito está asegurado.
Aquí observamos que la desviación de la atención cumple una
función bajo la forma de una especie de factor placebo (efecto sugestivo), en
otras palabras: produce la actitud mental favorable apropiada y tan esencial
para el mejoramiento y curación del doliente que ve recompensada su expectativa
inicial de ser sanado.
Todo esto nos lleva a una conclusión evidente para todo
profesional de la terapia: el ingrediente más importante de la
sugestionabilidad hipnótica es confiar en la ayuda de alguien que se haya en
una posición de prestigio, alguien que sea conocido por su seriedad y
profesionalidad, todo lo cual influye poderosamente (poder de
la sugestión) en el resultado exitoso.
¿Hay o existe algún secreto en todo esto? Sí… si el paciente
está convencido y tiene confianza en las palabras alentadoras del profesional
en quien confía, si realmente cree en ello, esta persona se comporta de otra
manera antes, durante y después de la curación. Simplemente se comporta de otra
manera porque piensa y cree de otra manera. Según piensa, así la
persona es y se comporta. Según pensamos, sentimos y por consiguiente
actuamos.
Aquí se está trabajando directamente en el cambio de la
propia autoimagen. Desde tiempo inmemorial, cualquier sistema curativo y de
sanación, por sugestión y/o por hipnosis (cualquier sistema antiguo o
moderno, desde la curación por la fe, apariciones marianas, chamanismo,
magnetismo, rituales tribales…) ha estado y está sustentada en este
mecanismo.
Evidentemente la experiencia demuestra que existe una
elevada sugestionabilidad, ésta a su vez es catalizada por la imaginación (esencialmente
funcionalismos del hemisferio cerebral derecho) de tal manera podemos
colegir que la respuesta hipnótica pertenece al fenómeno de la convicción.
Es decir, se debe a mecanismos subjetivos presentes inherentemente, en cierta
proporción, a todos los individuos.
Milton Erickson ya indicaba con toda claridad:
“Toda persona tiene dentro de sí a nivel de su mente inconsciente, potencialmente, todos los recursos que necesita para modificar la experiencia y el logro de sus objetivos”
Recordemos oportunamente también al Dr. WilliamKroger, otro gran maestro clínico de la hipnosis:
“Aun a riesgo de una excesiva simplificación sobre el poder de la hipnosis, podemos afirmar que la convicción de hallarse enfermo conduce a la enfermedad y que la convicción de la curación lleva a la curación”
La clave está entonces en el uso correcto y bien
dirigido de la mente y sus funcionalismos, sobre todo el nivel
inconsciente donde, según la sabiduría Zen, reside la verdadera sabiduría y la
intuición. ¿Qué más podemos pedir?
En el próximo Curso Profesional de Hipnosis y Patrones de Cambioen PNL se desarrollará magistralmente estos modelos de hipnosis y se experimentará la potencialidad del inconsciente como fuente de recursos y creatividad, tanto en el cambio personal como poderosa herramienta o instrumento de intervención para el profesional.
Allí nos veremos y compartiremos.
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