¿Estás hipnotizado?

A lo largo de mi vida profesional he tenido que escuchar no pocas veces a personas que se sentían frustradas porque no lograban entrar en hipnosis, porque no profundizaban lo suficiente en el trance:

- No he conseguido entrar en hipnosis, no me has hipnotizado.

Mi respuesta, con variantes según los lugares y los momentos, siempre ha sido algo parecido a:
- Puede que no hayas logrado entrar en hipnosis... pero también puede que sí lo hayas logrado y creas que no porque la hipnosis no es lo que tú y mucha otra gente cree.
¿Qué es estar hipnotizado?
De nuevo tenemos que advertir aquí del daño que los estereotipos han hecho a la hipnosis.
Hay quien piensa que estar hipnotizado es estar dormido y actuar automáticamente, como un robot que cumple las órdenes que le da el hipnotizador, sin capacidad crítica de discernimiento.
Os suena de muchísimas películas, ¿verdad?
¡Cuántas veces hemos visto recreaciones en la pantalla de sujetos hipnotizados que perdían su voluntad y su capacidad de oponerse a las órdenes del hipnotizador!
Bueno, pues no. 

La realidad es otra bien distinta.
¿Cómo saber cuándo estás y cuando no estás hipnotizado?
Como dicen Grinder y Bandler, hipnotizar es inducir un trance –un estado alterado de conciencia– ya sea en otros o en uno mismo, logrando una comunicación más eficaz y suscitando respuestas más intensas.
Es importantísimo destacar que el trance hipnótico adopta muchas formas:

• viendo absortos la televisión, identificados con la trama, nos emocionamos, reímos o lloramos, sentimos miedo o rabia. Tan absortos podemos estar en la pantalla que, si alguien nos habla, a veces ni le escuchamos. Hemos focalizado la atención en lo que se proyecta y nos disociamos del resto de los estímulos.
• al acostarnos por la noche, cando van surgiendo las imágenes hipnagógicas, a punto de dormirnos pero en la transición entre vigilia y sueño.
• al despertar por la mañana, sin estarlo del todo despiertos, todavía somnolientos y con ganas de quedarnos unos minutitos.

Son sólo unos ejemplos de ese estado crepuscular de conciencia, con su correspondiente actividad mental en ondas Alpha y Theta. Todo es trance y a lo largo del día pasamos muchas veces por él. Pensemos en una idea que nos deja absorto cuando vamos en el tren, cuando nos quedamos pensando en una persona, algún hecho… Entonces la mente está más receptiva y cualquier sugestión tiene más fácil acogida.
En fin, lo repito y no me canso:
Hipnosis no es perder el control de uno mismo, ni que te anulen la voluntad o caer en un sueño tan profundo que suponga que después no puedas recordar nada.
Por eso, a todos los que me dicen que no han entrado en hipnosis, les vuelvo a preguntar:
- ¿Seguro que no?