En ocasiones la ciencia avanza para demostrar cuestiones muy sencillas. Pero con unas implicaciones impresionantes.
Es el caso de la doctora Candace Pert, una científica de prestigio internacional. Dentro de la comunidad científica, se la conoce fundamentalmente por su descubrimiento del receptor opiáceo en 1973, punto de partida a una sucesión de hallazgos de otros receptores y sus neurotransmisores, con el consiguiente impacto en el conocimiento de las bases químicas del funcionamiento del cerebro, los neurotransmisores y las endorfinas. Sus estudios han resultado esenciales para el desarrollo de un nuevo campo de la medicina denominado psiconeuroinmunología. Estamos, pues, hablando de la relación cuerpo-mente.
La mayoría de los psicólogos tratan la mente como separada del cuerpo, un fenómeno con apenas conexión con el cuerpo físico. Inversamente, los médicos tratan al cuerpo como desvinculado de la mente y las emociones. Pero el cuerpo y la mente no están separados y no podemos tratar ni entender a uno sin el otro.
Las últimas investigaciones científicas demuestran que cada uno de nuestros pensamientos produce la descarga de una sustancia química que influye en cómo nos sentimos. La consecuencia es que nuestro cerebro responde de inmediato ante los estímulos emocionales.
Esto quiere decir, explicado de manera sencilla, que nuestros pensamientos hacen que secretemos sustancias químicas llamadas neuropéptidos. Y estos elementos químicos dejan su impronta en nuestra fisiología de forma instantánea.
De igual manera que a cada actividad cerebral le corresponde un determinado estado de conciencia (Teoria de las ondas Alpha y Theta), también hay sustancias químicas para cada estado emocional. Y cada vez que tenemos un pensamiento, la zona del hipotálamo, la farmacia del cerebro”, libera inmediatamente ese neuropéptido (sustancia química) al torrente sanguíneo.
Dado que cada célula de nuestro cuerpo tiene miles de receptores abiertos a tales neuropéptidos, queda claro por qué los pensamientos y las emociones afectan nuestro cuerpo.
Por eso, la manera en que nos sentimos físicamente en un momento dado está relacionado con los pensamientos que tenemos en esos momentos. Por lo tanto, si tengo buenos pensamientos, me sentiré bien, mi cuerpo estará bien.
Si mantengo pensamientos negativos, seguramente me sentiré mal.
Ya lo sabéis, amigos.
Pensad bien, os sentiréis bien.
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ResponderEliminarÉse es el camino, Inma. Una vez metidos en él ya no hay vuelta
ResponderEliminaratrás... estrecho es el camino y angosta la puerta que conduce a él, pero si existe algun gozo o sentido en la vida es transitarlo sin olvidarse de respirar (on la suficiente regularidad como para no necesitar de auxilios sanitarios)
Un abrazo y ya sabes que os espero por estos pagos...