A lo largo de las entradas de este blog dedicadas a
la regresión mediante hipnosis os he facilitado cuatro grabaciones con ejercicios prácticos. Y en todas ellas os solicitaba que os atrevierais a
seguirlas. Y que me contarais qué tal os había ido.
Pues bien, algunos de vosotros me habéis enviado vuestras
experiencias que, como siempre me suele ocurrir, me han parecido fantásticos
ejemplos de la enorme utilidad de la hipnosis.
Guardando un prudente anonimato con todas estas personas
que se han atrevido a seguir estos ejercicios prácticos (no citaré sus nombres)
os copio a continuación dos ejemplos. Creo que merecen la pena.
EJEMPLO 1:
Hola Horacio:Vi tu blog y decidí seguir la primera grabación, diciéndome ‘a ver qué será esto’.Te cuento.Cuando empiezas a decir lo de las edades, uno de los mejores momentos es cuando estaba muy rodeada y muy querida y lo viví como una bendición, fue a los 23 años.A los 18 fue mi primer trabajo, donde crecí como persona y me sentía muy bien, era la peque de la empresa y era mimada por mis compañeras, muy buenos recuerdos.A los 17, cuando me cambie de instituto, fue muy bueno: conocí gente nueva, fue un cambio positivo en mí.De los 9 hasta los 16 añitos me sale mucho el colegio, tenía pocos amigos, problemas para estudiar, me costaba mucho, me sentía sola. También es verdad que de tanto tiempo en el mismo colegio y con los mismos compañeros estaba cansada, no me sentía ya cómoda. Por eso fue un buen cambio lo del instituto.A los 4 añitos recuerdo que estaba contenta con mi abuela y mis padres en Lanzarote de vacaciones. Cuando pasamos al vientre de mi madre, estaba bien, tranquila, no vi nada extraño en mi comportamiento.Ahora viene lo de vidas pasada.Empecé por los pies, tenía puesta unas chanclas marrones, las manos finas de mujer, muy guapa, vestida con una falda marrón de piel de animal y una blusa del mismo color; y en la cabeza una cinta de colores como si estuviera hecha de plumas, estaba en un pueblo al lado de un rio y, cuando miré hacia atrás, eran cabañas. Empecé a preguntar cómo me llamaba, qué edad tenía, dónde estaba… Había un señor, una cama, y le pregunté quién era. Me dijo ‘tu abuelo, el jefe de la tribu’. En esa vida pasada yo era curandera, le cuidaba a él y a la gente que lo necesitaba.Me llamaba Sheila.Le pregunté ‘tengo pareja, estoy casada’, y me que no. Yo le dije ‘pues hay un chico ahí fuera muy guapo (ja, ja, ja). Él cambio de conversación y me dijo ‘tienes que ir al otro pueblo a llevar unas cosas’ y le contesté ‘vale’.Salí y me acerqué al chico y le dije ‘tengo que ir al pueblo, ¿me alcanzas?’ y él me contestó ‘claro’. Me subi a una barca de madera y le pregunte ‘tienes pareja’ y me dijo ‘no’. Yo le pregunté que cómo ‘un chico tan guapo y no tiene a nadie’ y me dijo ‘la que me gusta no puede ser’. Después él me preguntó a mí ‘cómo tú, tan guapa, no tienes’ y dije ‘pues es verdad, qué raro, por qué será’.Y me dijo que había tenido mucho para elegir, a lo que le contesté que no me acordaba. Él me explicó que mi abuelo era el que me elegía los chicos, a lo que respondí sin contarme ‘pues a mí me gustas tú’. Me dijo ‘no puede ser, tu abuelo no lo permitiría’. Entonces le pregunté qué haría él si mi abuelo aceptara nuestra relación, a lo que él me contestó que diría que sí porque le gustaba desde hacía mucho tiempo.Cuando volví al pueblo fui a hablar con mi abuelo y le pregunté por qué era él quien me elegía a los hombre y no podía hacerlo yo. Y le dije ‘me merezco ser feliz y elegir yo’. Me preguntó ‘quién te gusta’ y dije ‘el que tú me has prohibido’. ‘¿El que trabaja para nosotros?’, me preguntó, a lo que respondí que síLe dije también ‘ya es hora de romper con la ley, vengo a ser feliz y quiero que nos des la bendición y aceptes la relación’. En ese momento me dice ‘un hombre ha venido a romper las reglas para ser feliz’.Al día siguiente me dijo mi abuelo ‘tienes razon Sheila, yo he sido quien te ha elegido a los chicos y ninguno te ha gustado, creo que es el momento de que tú elijas a la persona con la que quieres compartir tu felicidad, ya yo estoy enfermo y no sé cuánto me quedará de vida, yo voy aceptar esta relación junto con la tribu’. Y así fue, fuimos coronados y bendecidos por una ceremonia…Y ahora me pongo a pensar en que siempre se me han acercado y he conocido muchos chicos que nunca me han llenado. La verdad es que son buenos chicos, pero nunca me han atraído. Y los que me han gustado, nada.
EJEMPLO 2
Buenas tardes, Horacio:Son dos partes lo que tengo que contarte. En la primera parte de la regresión veo a una chica de 23 años que vive en una mansión enorme y lleva ropas finas. Sé que vive con sus tíos y que tiene una prima, pero sus padres no aparecen en ningún momento.Los sentimientos que experimento son de envidia hacia mi prima y trato muy mal al servicio. Soy mala persona e intento preparar un accidente para ella cuando monta a caballo. Además, estoy enamorada de su prometido, al cual no le gusto nada. ¡Pufff… vaya película!Al final la que tiene el accidente soy yo, montando a caballo, y me quedo paralítica.Por otro lado, un día me vi como un chico que se llamaba Raúl, pero no ha vuelto a aparecer.Y en la segunda parte de la regresión, cuando estoy en el pasillo de las tres puertas, al entrar a la tercera me pongo a llorar desconsoladamente y se me para el llanto en cuanto salgo de la habitación.El primer día estuve muchísimo tiempo apoyada en los marcos de la puerta y me costó muchísimo entrar. Y no había visto nada hasta hoy, que he visto a mi padre, que me abrazaba y me decía que me quería. Esto me emociona tanto que casi me pongo a llorar y ahora, al escribirlo, vuelvo a estar muy emocionada.
Estos son sólo dos ejemplos de la experiencia psicológica
y emocional que se puede vivir con la regresión hipnótica. Fascinante.
Animaos a probar porque lo peor que puede pasar es que
perdáis un rato. Aunque será un rato de relajación y no estará perdido del
todo.
¡Menudo aperitivo! Deseando que llegue el mes de enero para continuar asistiendo a tus clases. ¡Gracias por compartirlo!
ResponderEliminarGracias a ti. Nos vemos pronto.
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