Regresión hipnótica: evidente más no demostrable

La posibilidad de recordar nuestras vidas anteriores es una facultad inherente a la naturaleza psíquica de todo ser humano. Sin embargo, la mayoría pregunta: ¿por qué yo no recuerdo mis existencias previas?

Curiosamente, en la antigüedad algunos personajes célebres recordaban con facilidad alguna de sus anteriores reencarnaciones. Por ejemplo, Laercio nos cuenta el caso de Pitágoras, que “decía de sí mismo que en otro tiempo había sido Etalides y tenido por hijo de Mercurio... que el mismo Mercurio le tenía dicho que pidiese lo que quisiese... excepto la inmortalidad... y que él le había pedido que vivo y muerto retuviese en la memoria cuanto sucediera”.

Sin embargo, lo más importante es saber que la memoria o recuerdo de vidas pasadas puede ser provocada o inducida. Esta inducción es la que permite que innumerables profesionales de la salud (Weiss, Woolger, Nepherton, Fioret, Wambach, Drouot, Dethlefsen…) la estén utilizando como medida terapéutica. La regresión en la memoria, sea de esta vida o de una vida anterior, está resultando altamente eficaz para acceder a la fuente de los conflictos y también a la solución de los mismos.

Mucha gente se preguntará si es posible tener estos recuerdos, por qué no recordamos nada o a qué se debe el olvido de nuestras vidas anteriores. Gandhi contestaría: “Es por bondad de la naturaleza que no recordamos nuestros nacimientos anteriores”.

Evidentemente, la vida sería un lastre demasiado pesado, una terrible carga psicológica, si recordáramos todo lo vivido anteriormente. Pensemos un momento cuántas veces en nuestra existencia actual quisiéramos poder borrar, olvidar cosas del pasado y poder comenzar de nuevo, como partir de cero. Sinceramente, sería imposible llevar una vida social normal si todos recordáramos los actos del pasado, los fallos, errores, traumas y conflictos vividos que atormentarían nuestro presente.

Por otro lado, los investigadores han comprobado que existe una hormona llamada oxitocina que regula las contracciones uterinas en el momento del parto. Esta hormona provoca amnesia en animales de laboratorio, porque aún los mejores entrenados no son capaces de realizar sus tareas habituales después de haber sido sometidos a su acción. Se sabe que la oxitocina liberada por la mujer durante el trabajo de parto pasa a la circulación sanguínea de su hijo.

Esta sería una de las explicaciones físicas para entender el olvido de lo acaecido en el pasado. Esta amnesia es indispensable, por lo tanto, para poder asumir la nueva personalidad. No sólo olvidamos los sucesos de la anterior encarnación, sino también la angustia y la nostalgia que provocan la pérdida de un mundo de luz y de amor como lo es el de la esencia espiritual. Se dice que de allí proviene el alma, ¿no?

Al nacer, todos iniciamos una nueva vida. El olvido nos permite recomenzar de cero. Venimos al mundo en igualdad de condiciones aparentemente. Iniciamos una nueva experiencia, una posibilidad de rectificación de nuestros anteriores caminos y acciones. El olvido sería algo así como ‘una amnistía cósmica’.

Y si algún lector quiere saber algo sobre los ‘falsos recuerdos’ y la práctica iatrogénica, con mucho gusto escribiré al respecto…

De momento me voy a regresar un poco a algún momento feliz y gozoso, que hay muchos...